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Si el reto de la escritura precediera a la fantástica realidad de los sueños, seguramente sería la poseía la depositaria de tal empeño. Y el poeta, el elegido de la palabra, habría de vivir entre los hombres, no como la voz de la verdad que se escucha y se venera, sino como el mal-dito, aquel a quien es preciso silenciar en pro de la perpetuación del...